18 noviembre 2013

Con P de Pasquale

Siempre un placer asistir a los "Encuentros Ópera - Universidad" de la Extensión Universitaria en LAUDEO, este lunes 18 de noviembre en el Paraninfo escuchando los "Diálogos en torno a Don Pasquale" con la presencia de Carlos Chausson y el maestro Marzio Conti bien presentados por Mª Encina Cortizo que nos regaló toda una lección de Donizetti y la ópera representada estos días en Oviedo (este martes asistiré a la segunda representación), en este trío de "Ces" al que añadir Cabaletta y Cavatina como motores de la ópera comentada que tras el coloquio pasaron a ser muchas "Pes" en cuanto a la interpretación de un personaje que necesita Poso logrado con el Paso del tiempo para que cada Papel adquiera Peso, evidentemente con todo un trabajo de años que sólo ellos pueden darnos esa visión tanto interpretativa como auditiva. Para seguir con más "Pe", incluso nos meteríamos en el Psicoanálisis.

Anécdotas por parte de todos, incluído el público, y mucho amor por la ópera, en especial este Pasquale tan divertido y aparentemente sencillo que exige un enorme trabajo por parte de cantantes y orquesta como bien recordaron los maestros. En cierto modo como Mozart cuya sencillez resulta engañosa y endiablada en toda su producción, a quien evidentemente también recordaron dentro de este género más que bufo, giocoso...
Sin entrar en la puesta en escena de "película años 50" que nos presenta ese sesentón canoso y todavía atractivo, más cercano que el auténtico vejestorio del libreto original, sabemos que este Don Pasquale sigue vigente: matrimonios de conveniencia, mujeres con mando en plaza (Beatriz Díaz es la Norina), amores románticos y como bien comentó Chausson, sin llegar a bautizar como "calzonazos" y "marimandonas", una historia imposible sin Ernesto (José Luis Solá) que se niega a este apaño porque está realmente enamorado y es el responsable final de una historia de casi tres horas que contaremos como siempre.

12 noviembre 2013

Premio para Don Ignacio

Siempre es un orgullo seguir de cerca la prometedora carrera de un joven violinista de esta tierra que tanto ha cambiado en el terreno musical, esperando no ceder ni un paso más, pero los tiempos se están poniendo muy difíciles.
Pero los sacrificios familiares y sobre todo personales, tienen recompensa, y en la tarde de este Lunes 11 de noviembre mi admirado Ignacio Rodríguez Martínez de Aguirre se alzaba con el Premio Fin de Grado 12-13 del Conservatorio Profesional de Música de Oviedo en dura competición, junto al contrabajista Iker Sánchez Trueba y la viola de Lucía Mullor Martínez, cada uno en su instrumento.

Mi querido Don Ignacio se enfrentó a la obra elegida por el Tribunal: el dificilísimo primer movimiento (Allegro molto appassionato) del Concierto para violín en mi menor, op. 64 de Mendelssohn ¡en el grado profesional! con la orquesta reducida al piano pero demostrando una madurez interpretativa unida a una trabajada técnica que seguro decantó al jurado por darle el merecido premio. Aplomo sobre el escenario, sonido potente, un arco decidido que es una delicia, y sobre todo la cadenza llena de personalidad.
Y la Introducción y Tarantella, op. 43 (Sarasate) rubricó mis sensaciones veraniegas y volvió a demostrar cómo se vive por y para la música, sin olvidar los estudios en el Instituto, compaginar con mucho esfuerzo ambos y salir airoso. Hondura, sonido, musicalidad a raudales y sentimiento... así interpretó al siempre endiablado navarro este virtuoso asturiano.

Continuaré siguiéndole porque el camino iniciado no tiene marcha atrás y sus padres y familiares seguirán apoyando una carrera que está muy bien asentada. El merecido premio es otro escalón más.