Truls Mork es un grande y su paso por Asturias no podía perdérmelo. Gracias a mis amigos de la OSPA pude sentir en primera fila toda la felicidad hecha música, como uno más vibrando, sintiendo, disfrutando, emocionándome, con un nudo en la garganta, pletórico y agónico, inigualable e indescriptible porque lo escuchado este jueves en Gijón será inolvidable.
Y todavía vendrían las Danzas Sinfónicas de mi Rachmaninov donde Perry So volvió a sacar adelante un concierto memorable que espero se repita en la capital. No podía haber mejor clausura para una temporada redonda.
Una cantata para el Milenario
Hace 22 horas
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